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miércoles, 26 de marzo de 2008



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(Alumnas de II a IV medio)

Publicado por Academia Filosofia en 10:47 1 comentarios  

Filosofía y problematización

lunes, 24 de marzo de 2008

De la definición de la filosofía como concepción de mundo racionalmente forjada se deduce que la filosofía es una actividad crítica que tiene por objeto el tratamiento de problemas de la más diversa índole. A diferencia de otras disciplinas que tienen por meta principal simplificar los asuntos de los que trata, la filosofía parece ostentar más bien un impulso hacia la complejización. Todos los temas de los que se hace cargo requieren ser tratados como problemas; lo que quiere decir, entre otras cosas, no dar como ciertas las respuestas que estamos acostumbrados a escuchar, ejercitar de manera constante las preguntas y partir siempre desde las dudas.

Ahora bien, el ámbito de la problematización filosófica se presenta a lo largo de la historia como amplio, vasto y hasta inabarcable; pues métodos, actitudes e ideas diversas como divergentes han surgido en su seno. De ahí que sea preciso delimitar el campo de la problematización y definir una serie acotada de formas bajo las cuales se ha intentado pensar a lo largo de los siglos. Ello no indica que el pensamiento que advenga en un futuro lejano o cercano deba regirse necesariamente por las mismas formas, pues siempre será posible crear o transformar el ámbito de la problematización. Por ello es que en la filosofía encontramos siempre una fuente inagotable para la creatividad radicada en el pensamiento.

Una de las manifestaciones más radicales de la problematización podemos denominarla como aporía. En ellas descubrimos un ejercicio incesante de preguntas que no alcanzan a disipar el absurdo, lo inescrutable, marginando cualquier respuesta y obligando al filósofo a mantenerse al borde de actitudes y sentimientos como la angustia. Una expresión un tanto menos radical, pero tan extrema como la aporía es la que podemos descubrir en la paradoja. La paradoja se presenta a menudo como un problema difícil de situar en términos lógicos, esto es, aparece generalmente como una contradicción que requiere necesariamente ser pensada como tal. Disipada la contradicción, resulta imposible pensar aquello que se deseaba investigar. Ocupando una situación más o menos intermedia encontramos al problema. A pesar de que ocupa el nombre genérico del ámbito que describimos (problematización), los asuntos que a lo largo de la historia de la filosofía han sido así llamados tienen, a diferencia de las otras formas, una configuración característica. El problema suele admitir respuestas y soluciones aunque se caracteriza por dedicar parte importante de la reflexión filosófica a la definición exacta del problema, pues se piensa desde esta perspectiva que una determinación clara del problema permitirá desarrollar respuestas de manera más clara, concisa y exacta. A su lado podemos reconocer la presencia de la crítica que se define por la búsqueda de los supuestos o condiciones que permiten existir a un determinado fenómeno o concepto. Finalmente, alcanzando la cúspide organizativa en la serie de formas de problematización descubrimos al sistema, el que pretende ordenar de acuerdo con fundamentos o principios la totalidad de lo existente
[1].


Aporía

La aporía surge cuando el filósofo se enfrenta a un problema y a preguntas en las que no descubre salida alguna (a-poros: sin salida) ni solución posible. La aporía por lo mismo dice relación estrecha con las apuestas más radicales y audaces del pensamiento. Esta radicalidad y audacia se expresan en una actitud que es capaz de persistir en el tema que se piensa a pesar de las vicisitudes. Por lo mismo la aporía suele abismar a quienes se acercan a ella. La virtual caída en un abismo produce una angustia o por lo menos una inquietud de la que es imposible desasirse. Podría sostenerse que quien no siente inquietud al tratar con alguna aporía probablemente esté nada más que contemplando de modo externo el problema al que se enfrenta.

Temas como los de la unidad o multiplicidad del ser, preguntas acerca del origen y sentido de la existencia, inquietudes relativas a la constitución del universo o la realidad, entre otras, son cuestiones habitualmente conducentes a distintas aporías. Si el ser es uno, entonces ¿cómo es que hay una diversidad de seres en el mundo? Pero también, ¿si acaso el ser es múltiple entonces cómo sostener su unidad? ¿cómo hablar del ser si sólo hay seres diversos? Si existo ¿quiere decir que en algún minuto tuve que comenzar a existir? ¿pues bien cuando y cómo ocurrió aquello? ¿El que haya tenido un origen significa que tiene un sentido? ¿Mi origen puede restringirse a los fenómenos biológicos de la concepción? y en ese caso ¿de dónde surge la vida? ¿La ha generado Dios, un dios, el azar? ¿Acaso puede sostenerse, entonces, que el universo está regido por un único ser superior, por varios, por ninguno? Acaso mi existencia, de la que partimos hablando, se restringe a mi vida ¿Que hay si es que existo después de esta vida? O por último, si sostengo alguna postura acerca del universo ¿puedo fijar claramente su origen? Y si lo sitúo, ¿cómo explico lo que había antes? ¿Cómo se rige el universo? Hay un Ser que lo ordena y gobierna, hay varios, lo gobernamos nosotros. Pues bien, es claro que las preguntas podrían no terminar y que podríamos desbarrancarnos en un abismo de preocupaciones sin alcanzar nunca una respuesta.

Ciertamente, la aporía aparece como una de las reflexiones más abstractas que es posible desarrollar en filosofía. A ella podemos sumar su aparente inutilidad: no se llega a ninguna parte, no hay respuestas, los temas son demasiado radicales, todo parece confuso e inexplicable. Sin embargo, la aporía emerge como una de las formas más idóneas para preguntar por aquello que jamás ha sido pensado antes o aquello que tiene que ver con las dudas más radicales de la existencia.

Grosso modo podemos reconocer al menos dos íconos representativos del ejercicio de la aporía: Platón (s. V a. de C.) y la filosofía del absurdo contemporánea (s. XX). En ellos se reconocen elementos importantes como el ejercicio incesante de las preguntas, el reconocimiento de encontrarse ante una aserción absurda, la falta inicial de claridad, la experimentación de una inquietud que raya la mayoría de las veces en la angustia.

Acerca de Platón corresponde precisar que ha sido más bien la tradición que le sigue la que lo ha convertido en un pensador rígido y sistemático
[2]. Si se recorren directamente sus textos podrán verse las diferentes aporías a las que se enfrentó su pensamiento, entre las que destaca la cuestión de la unidad o multiplicidad del ser (ver supra), o el problema del no-ser (¿acaso el no-ser es? ¿entonces, como puede hablarse de él?). Sin haber resuelto estas preguntas, Platón da inicio con ellas a varias de las preguntas centrales de la filosofía (el ser, la nada).

La filosofía del absurdo contemporánea también se enfrenta a otro de los problemas medulares de la filosofía, a saber, el del sentido de la existencia humana. Los distintos pensadores del absurdo descubren que el sentido de la vida o no existe o se sustenta en una frágil burbuja que nos hace creer en su sustentabilidad. De esta forma, son puestas en entredicho todas las explicaciones que dan sentido a nuestra vida o existencia, poniendo en duda la confianza que hasta ese minuto se depositaba en la verdad (¿si no hay verdad cómo dirigir nuestras vidas?), en la razón (¿la razón puede guiar nuestra vida hacia la felicidad; y si no es así como buscarla?), en la vida extraterrena (¿si no hay vida tras la muerte para qué vivir?), en los valores (¿si los valores importan todos lo mismo importan ya?) o en los grandes ideales (¿el amor no es un interés pasional y hasta biológico, entre otros? ¿qué sentido pueden tener los cambios sociales si nunca pueden materializar los ideales?). Los grandes sustentos que han perfilado nuestra cultura y nuestra civilización parecen caer en la aporía de no poder al mismo tiempo dispensar de sentido a la existencia ¿Por qué ha existido, entonces, un ser que forjando toda una cultura a lo largo de los siglos no da con ella sentido a su propio existir?

Como se colige del modo de indagación antes presentado el método predominante en el desarrollo de la aporía es el ejercicio incesante de las preguntas (duda escéptica). Por su parte, dado el tenor de las temáticas planteadas, el área filosófica que ellas cubren dice relación con la metafísica y la ontología.


Paradoja

La paradoja también manifiesta un grado de radicalidad semejante al de la aporía. Sin embargo, en ella es posible captar con claridad los elementos que se encuentran en contradicción, aunque tal como en la aporía no permiten alcanzar una respuesta certera.

El significado etimológico de la paradoja (para-doxa: contra la opinión, al margen de la opinión) la opone a las opiniones comunes que sustentamos por considerarlas obvias o correctas. De ahí que las paradojas aparezcan a menudo como extravagancias que emanan de la reflexión filosófica y, ciertamente, esto es verdad en la medida que las paradojas surgen cuando nos acercamos a lugares no visitados regularmente por el pensamiento. Es ahí cuando se lo descubre en flagrantes contradicciones. Citemos una anécdota:

“Protágoras había convenido con un discípulo que, una vez que éste ganase su primer pleito (a los que los griegos, y en particular los atenienses eran muy afectos), debía pagarle los correspondientes honorarios. Pues bien, Protágoras concluyó de impartirle sus enseñanzas, pero el discípulo no iniciaba ningún pleito, y por tanto no le pagaba. Finalmente Protágoras se cansó, y amenazó con llevarlo a los tribunales, diciéndole: “Debes pagarme, porque si vamos a los jueces, pueden ocurrir dos cosas: o tú ganas el pleito, y entonces deberás pagarme según lo convenido, al ganar tu primer pleito; o bien gano yo, y en tal caso deberás pagarme por haberlo dictaminado así los jueces”. Pero el discípulo, que al parecer había aprendido muy bien el arte de discutir, le contestó: “Te equivocas. En ninguno de los dos casos te pagaré. Porque si tú ganas el pleito, no te pagaré de acuerdo al convenio, consistente en pagarte cuando ganase el primer pleito; y si lo gano yo, no te pagaré porque la sentencia judicial me dará la razón a mí”
[3]

Claramente Protágoras (s. V a. de C.) y su discípulo tienen la razón aunque ello implica en este caso violar el principio de no-contradicción al hacer que cada uno de ellos tenga y no tenga la razón al mismo tiempo. Por cierto, esta contradicción surge de que se utilizan dos principios diferentes en cada caso para evaluar la situación: en un caso, el acuerdo entre maestro y discípulo y, en el otro, el parecer de la justicia. Sin embargo, la cuestión no acaba allí, ya que cuando la justicia tuviese que evaluar el asunto tendría que también poner sobre la balanza principios (respeto de los acuerdos o respecto de la labor de enseñanza) que darían resultados opuestos. Es en este fenómeno donde podemos apreciar el carácter inerradicable de las paradojas. Lo mismo sucede con la paradoja del mentiroso:

“Yo miento”. Si es cierta la frase entonces es verdad que se está mintiendo y por ello es falsa, así como si la frase es falsa entonces resulta que es verdadera.
Pero las paradojas no sólo surgen de contradicciones propias de la argumentación o de las valoraciones de la justicia (ámbito perteneciente en este caso al de la ética y la filosofía política), sino también de preguntas de carácter religioso o metafísico. Tal parece ser el caso de la paradoja absoluta que Kierkegaard (s. XIX) denomina así por considerarla la más radical de todas las imaginables:

Sören KierkegaardEn Jesús tiene lugar la paradoja absoluta en tanto corresponde a la encarnación terrenal de Dios. Precisamente aquél que bajo ninguna circunstancia puede volverse finito, puesto que es eterno y en este concepto no cabe la posibilidad del límite temporal, se convierte en Jesús, señal precisamente de que la eternidad puede concretizarse.

La paradoja absoluta la experimenta Kierkegaard con una profunda angustia, pero a la vez con extrema alegría. Angustia por lo insondable que se presenta, alegría porque ella da cuenta de que no todos los ámbitos de la existencia pueden ser explicados por la razón.

De manera que la paradoja, además de inerradicable, se presenta como escurridiza. Puede emerger en cualquier ámbito de la filosofía y requiere de pasiones y actitudes multiformes y cambiantes: a veces es lúdica y juega con el lenguaje, otras es maravillosa y terrible a la vez (como sucede con la paradoja absoluta). De ahí que los métodos de tratamiento puedan variar: las paradojas del lenguaje requieren del análisis de los argumentos (análisis lógico) y del significado de los términos (análisis semántico), las metafísicas de especulaciones acerca de la realidad (la paradoja absoluta implica intentar dilucidar el carácter de lo divino y la naturaleza del tiempo), etc.


Problema

En el ámbito cubierto por el problema es que reconocemos la primera posibilidad para la elaboración de respuestas. Ahora bien, dar a luz una respuesta requiere de un arduo trabajo en la definición del problema. Esto quiere decir que deben ser aclarados primero los elementos que se ven involucrados en una cuestión (pregunta) determinada para luego intentar obtener una respuesta a partir de la forma en que han sido configurados tales elementos. A diferencia del problema matemático en que la configuración de los datos no debiera afectar el resultado (éste debiera ser el mismo), en filosofía las decisiones que se toman acerca de cómo configurar los elementos o temas involucrados afectan directamente a la respuesta. De hecho, es cuando se toman decisiones acerca de hasta dónde llevar el problema, o sea, qué elementos incluir (lo que equivale a decir en filosofía: qué elementos o temas poner en cuestión) es que empieza a perfilarse claramente una respuesta. Pero hay de todos modos una similitud importante entre una y otra: en ambas la definición clara de los datos o elementos involucrados conduce a una respuesta.

Uno de los primeros en definir su tarea filosófica como el tratamiento de problemas fue Bergson (s. XX). Bergson hablaba de problema cuando al momento de indagar en un asunto no resuelto por la tradición filosófica reconfiguraba y definía ciertos asuntos de modo diferente a como se había hecho; llegando de esta forma a respuestas distintas. Esto es lo que, por ejemplo, hizo al filosofar acerca de la vida y en particular acerca del tema de la evolución. El primero en sostener una postura evolucionista fue Aristóteles quien estimaba que los seres vivos representaban un movimiento continuo desde capacidades de conocimiento limitadas a otras más avanzadas. Es así que distinguía entre seres con alma vegetativa, otros animal y otros intelectiva. El hombre poseía las tres y, además, una de manera exclusiva: la inteligencia. Con este panorama quedaban varios asuntos sin resolver según Bergson: por ejemplo, el abismo que media entre la materia inerte y la vida permanece inexplicable para Aristóteles (¿si hay evolución continua dónde está el puente entre materia y vida o entre animal y hombre?), la inteligencia se presenta como irreductible a las otras formas de vida, pero a la vez constituye su prolongación evolutiva, etc. Bergson atribuye estos vacíos (que estima que están presentes también en el evolucionismo darwiniano
[4]) a que Aristóteles no diferencia más que por grados donde en realidad debiera haber una diferencia de naturaleza. Así lo que constituye el movimiento evolutivo es el resultado de la articulación de dos cosas de muy diversa naturaleza que sólo la ceguera puede incitar a ver como diferentes nada más que en grado: la materia y la vida. Habría en todos los seres vivos un impulso vital que los lleva a buscar el movimiento (aunque no todos logren alcanzarlo, pensemos en los vegetales), a transformarse y a evolucionar, pero también una tendencia a volver a la materia, a perecer. De ahí que la evolución para Bersgon no deba ser vista como un proceso de graduación continua, sino como una serie de saltos en los que la vida se impone por sobre la materia disponiéndola de diferentes formas. Los saltos esta vez se explican porque hay diversas cosas en juego y no quedan, por tanto, como lagunas que algún día se podrán explicar si se penetra mejor en la fibra continua de los cambios de grado (no olvidemos en este sentido la investigación que motiva la tesis del eslabón perdido).

Vemos, precisamente, que un cambio en la configuración de los temas (los temas eran los mismos: la vida, la evolución, las especies, la materia, etc.) es la que da lugar a una respuesta: para Aristóteles la vida es un incesante desarrollo en grados de lo mismo, para Bergson es la mixtura entre cosas de distinta naturaleza y que en su combinación van adoptando diversas formas. Podemos decir que Aristóteles y Darwin también configuraron a su manera los datos del problema, pero el punto es que ninguno de los dos estableció por medio de una decisión tal configuración. Es decir, no hubo ni la voluntad ni la conciencia de definir así el problema. Por ello el problema emerge generalmente por la apuesta conciente de ciertas decisiones que movilizan (y en esto demuestran la presencia de la voluntad) al pensamiento al descubrimiento de ciertas respuestas. En cierta forma, todo filósofo que toma decisiones y responde a algunas de sus preguntas (porque los que no responden claramente deberíamos situarlos en la aporía o en la paradoja) deja un sinnúmero de cuestiones sin resolver cada una de las cuales en tanto permanecen sin tratar pueden constituir el caldo de cultivo para la elaboración de un problema futuro. Heidegger (s. XX) es bastante agudo a este respecto pues nos indica que en todo pensamiento subsiste un trasfondo impensado, imposible de dilucidar desde ese pensamiento, pero que constituye el motivo y el tema de los pensamientos del futuro.


Critica

Si para el problema resulta fundamental el hacer concientes ciertos temas y decisiones, esto resulta todavía más medular para la crítica que se define precisamente en relación al hacer concientes ciertos elementos que puedan servir de soporte al pensamiento o a la cultura. En el caso de los procesos de pensamiento o en los culturales siempre es posible descubrir las condiciones que lo hacen posible, lo que equivale a discernir claramente aquello que sirve de sustento a un proceso determinado y lo que no es más que agregado circunstancial. De esta manera, la crítica se compone de dos etapas: primero, descubre aquellos supuestos que permiten que a primera vista aparezcan ciertos elementos como fundamentales cuando en realidad no lo son y, luego, define aquello que fundamenta o hace posible el asunto que se ha sometido a crítica.

Los supuestos se presentan como conocimientos que sustentan nuestra cotidianeidad, pero que una vez analizados se presentan simplemente como provisorios. Ello no indica que carezcan de importancia puesto que a menudo guían nuestro actuar cotidiano (en ese caso actúan como hábitos) permitiendo que nos desenvolvamos en el ambiente físico y cultural que habitamos. De hecho, son los supuestos los que nos mantienen a salvo de caer en los abismos del cuestionamiento constante. Caminamos y suponemos que el piso no se mueve, nos sirve pensar que el sol sale y se esconde, es cómodo pensar que una sociedad está hecha para diferenciarnos – o para igualarnos, uno y otro supuesto han guiado a la política contemporánea, etc. En tanto conocimientos provisionales están ahí para nuestro desenvolvimiento pragmático, pero sin embargo, ello no indica que de ellos dependa la configuración real y verdadera de un fenómeno. Es decir, ello no indica que les sirva de fundamento o condición.

Tanto para el pensamiento como para la cultura, los fundamentos o condiciones constituyen la base sobre la que emergen ésta o aquél. Una condición o fundamento interviene indirectamente (en calidad de contexto) en la generación de un fenómeno, lo hace posible, pero no se encarga de producirlo. Son por lo general factores contingentes los que hacen que algo sea lo que es en concreto, pero podemos decir que aquello no podría haber sido posible sin tales condiciones o fundamentos. Por ejemplo, podemos hablar de las condiciones históricas del surgimiento de la filosofía. En ese caso no estamos diciendo que los eventos históricos de la Atenas del siglo V a. de C. crearon a la filosofía, sino que estamos diciendo que la historia griega hizo posible por medio de influencias indirectas el que algunos personajes con genio e inventiva hayan dado a luz al pensamiento filosófico. Podemos hablar también de los fundamentos de una organización social. En este caso habrá que procurar descubrir las bases éticas y políticas sobre las que se asienta toda sociedad para procurar entender cómo esa sociedad en particular se haya organizada. El estudio de las particularidades corresponderá a alguna ciencia o disciplina particular, más a la filosofía le incumben en este asunto el estudio de los principios que permiten al hombre relacionarse con otros y en definitiva dar lugar a una sociedad. Los fundamentos, los principios y las bases son términos equivalentes con los que nos referimos a aquello que permite explicar desde sus causas últimas un fenómeno.

Kant es uno de los artífices más importantes de la crítica epistemológica. Su investigación estuvo abocada a dilucidar las condiciones que hacen posible el conocimiento y para ello definió los límites y reglas capaces de explicar la constitución de un conocimiento legítimo. Como es bien sabido, a fines del siglo XVIII la pugna entre empiristas y racionalistas no era todavía enteramente resuelta y Kant opta por superarla por medio de una síntesis de ambas posturas. Con esto Kant explicará la formación del conocimiento como una articulación entre elementos sensibles y conceptuales, los que nada más que articulados permiten generar conocimiento válido. Su planteamiento de hecho se resume en lo que sigue: los conceptos sin sensaciones que organizar están vacíos, mientras las sensaciones sin concepto son informes.

Antes de Kant el primero en analizar detenidamente la formación del conocimiento certero fue Descartes. Descartes elaboró un procedimiento que denominó duda metódica y que consiste en cuestionar todo aquello que no se presente como claro y distinto al pensar, es decir, todo aquello que parezca dudoso. Así Descartes llega al descubrimiento del único fundamento que descubre como cierto en el proceso de pensamiento: el Cogito. Con éste resume la sentencia que reza Cogito ergo sum (Pienso, luego existo), certeza a la que llega luego de preguntarse acerca de todo lo que podía pensar y descubrir que de alguna forma podía estar siendo engañado en cada caso (las opiniones, los sentidos, las matemáticas) lo que lo llevó a descubrir que de lo único que no podía dudar es que en ese minuto estaba pensando y que si pensaba entonces existía.

Otro de los personajes que da lugar a una de las formas más importantes de crítica es Marx quien en el siglo XIX elaboró una radical crítica a la sociedad de su tiempo. Marx sostenía que las desigualdades de las diferentes sociedades que han existido a lo largo de la historia, incluida la nuestra, se deben a procesos de apropiación ilegítima por parte de ciertas clases que acaban por ello contando con los medios de producción. Tales medios de producción permiten la explotación de las clases subalternas, lo que produce como efecto una acumulación de capital que puede ser reinvertida en el mismo proceso productivo, en el refuerzo de los mecanismos de control de las clases sometidas (policía, control estatal, etc.) o en la generación de actividades culturales de diversa índole. Ahora bien, la razón por la cual el análisis de Marx corresponde en rigor a una crítica es porque descubre que tras las más prestigiosas creaciones de la cultura no hay sino un propósito ideológico, esto es, una serie de supuestos que desvían la atención acerca de los verdaderos fundamentos de la sociedad. Marx cree que las posturas que nos muestran la religión, el derecho, las artes y la filosofía acerca de las desigualdades sociales no hacen sino ocultar (y por eso son ideológicas) las verdaderas razones de la desigualdad de la sociedad, esto es, las condiciones que rigen los procesos sociales. Condiciones que Marx atribuye esencialmente a los procesos económicos de acumulación de capital.

Las áreas de la filosofía generalmente cubiertas por la crítica son la gnoseología, la epistemología y la filosofía política. Como se sigue de lo anterior es la sospecha claramente la disposición predominante de la crítica. A ello cabe agregar que los métodos más utilizados por la crítica son la duda metódica (intenta fundar el saber), la crítica epistemológica (define los límites del conocimiento) y la crítica social (intenta descubrir los fenómenos ideológicos que forman parte de una sociedad).


Sistema

Como la crítica, el sistema aspira también a descubrir los fundamentos. Sin embargo, lo que lo diferencia radicalmente de las demás formas de problematización es el hecho de que no se pretende descubrir los fundamentos de algo en particular (la sociedad o el conocimiento, por ejemplo), sino que se aspira a fundamentar la realidad en su conjunto. De esta manera, el sistema contempla la organización de todo aquello que puede explicar y que, en la medida que todo se presta a su fundamentación, corresponde a la realidad en su conjunto. El sistema también al pretender dar explicación de todo lo que pueda pensarse o concebirse no deja espacio a la duda o el cuestionamiento. En este sentido, constituye una forma limítrofe de problematización. Por su parte, el sistema admite que la razón que es precisamente la que piensa o concibe presenta una capacidad ilimitada por lo que en efecto lo que puede concebirse es todo lo que existe en la realidad.

Conceptos tan abarcadores como los de Ser, Mundo, Dios o Universo han constituido por lo general los objetos de investigación de los grandes sistemas filosóficos, puesto que en ellos queda manifiesta la vasta amplitud de lo real y la ilimitada capacidad de la razón para conocerlo.

La elaboración filosófica de sistemas ha declinado de manera importante gracias a que la realidad no puede ser abarcada ya en su totalidad, entre otras cosas, porque sabemos de la capacidad limitada con que contamos para conocerla – certeza de la que Kant es el principal responsable – y porque su progresiva fragmentación se haya cada vez más asegurada por el exitoso desarrollo científico. También la posibilidad de que hoy todo el saber pueda ser abarcado por un solo individuo resulta irrisoria en virtud de que éste parece ilimitado.

Tal vez el último de los sistemas filosóficos existentes sea el de Hegel (s. XIX). Hegel estimó vana la limitación impuesta por Kant a la especulación filosófica y se lanzó en una de las empresas más atractivas de toda la historia de la filosofía. Según el sistema del idealismo absoluto de Hegel el fundamento de la realidad es una cierta idea absoluta (ilimitada) que existe antes de la aparición de la naturaleza y el hombre. Por esto es que cabe identificarla con el concepto que tiene Hegel de Dios. La idea absoluta, por su naturaleza, es un principio activo el que, sin embargo, sólo puede ser expresado en el raciocinio, y en particular por el autoconocimiento. La idea absoluta es dialéctica lo que quiere decir que es en sí contradictoria, se mueve y cambia, se niega a sí misma y se transforma en su contrario. En el proceso de su autodesarrollo dialéctico, ella idea absoluta pasa de la pura especulación (relación entre conceptos) a convertirse en naturaleza y luego vuelve a su forma especulativa, pero esta vez bajo la forma del raciocinio humano. En la razón humana la idea absoluta alcanza su autoconocimiento y logra expresar el principio activo que la guía desde que se posa como fundamento de lo real. Lo que quiere decir que las ideas sociales que impregnan a las instituciones, las grandes creaciones del arte y las más altas concepciones filosóficas constituyen formas de expresión por las que la idea absoluta se hace conciente a sí misma y para el hombre. De ahí que para Hegel sostenga que lo real es racional y lo racional es real; en tanto que la idea absoluta (lo real) consista precisamente en un autodesarrollo que tiende hacia su expresión en la conciencia (lo racional). Con esto Hegel da claros indicios de constituir un sistema totalizante en que quedan inmersos Dios, la Naturaleza, el Hombre y su Historia los que por medio de relaciones dialécticas expresan etapas diversas del desarrollo del fundamento de todo lo real: la idea absoluta. De esta manera, nada queda fuera de su sistema y en tanto incluye todo lo real concede capacidad ilimitada a la razón para conocerlo y expresarlo, al punto de sostener que el pensamiento constituye una especie de autoconocimiento de lo real, esto es, autoconocimiento de la idea absoluta.

En virtud de que los sistemas se refieren ineludiblemente a los asuntos más abarcadores de la realidad la reflexión filosófica que se desarrolla en su seno corresponde en la mayoría de los casos a la metafísica, a la filosofía de la religión y a la gnoseología (siempre y cuando se concibe una razón absoluta). Los sustenta, por su parte, el rigor y la pretensión de totalidad los que han sido artífices de las más osadas empresas de la historia de la filosofía. Finalmente, el método predominante en el intención de constituir sistemas es la especulación esto es la libre reflexión que se establece con los conceptos e ideas en independencia de cualquier referente concreto.


[1] Podemos decir también que, de acuerdo con la clasificación proporcionada, la concepción de mundo ostenta una posición intermedia entre la crítica y el sistema, ya que a veces se presenta como un conjunto de supuestos acerca de la realidad susceptibles de ser descubiertos y otras como un conjunto racional y ordenado de ideas acerca de la misma realidad en su conjunto.
[2] Por ejemplo, la sistematización más conocida de su pensamiento se refiere a la llamada teorías de las ideas [investigar].
[3] Adolfo Carpio, Principios de filosofía, Ediciones Glauco, Buenos Aires, 2003, p. 59-60
[4] Estudiar la diferencia entre los dos evolucionistas más relevantes del siglo XIX: Lamarck y el Darwin.

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Propuesta para el verano 2008

Por Gonzalo Montenegro

En virtud de que en la reunión del Jueves 20 de Diciembre se conversó sobre la posibilidad de que les recomendara bibliografía para el Verano, les presento acá algunas directrices que les pueden ser de utilidad.

De todos modos, antes de explicitar mi propuesta, es importante tener en cuenta que hago acá una recomendación muy amplia y que abarca muchos sectores y áreas de reflexión para que ustedes descubran en ellos sus propios intereses. En todos los casos, además, es probable que les sea difícil acceder a la bibliografía original por lo que les sugiero que busquen documentación secundaria cuando aquello ocurra. Internet es un mar de este tipo de recursos, lo importante entonces es guiarse por el tema central que quieran indagar y no dejarse llevar por la miríada de información que se les presente. Igualmente me permito destacar recursos interesantes de Filosofía en Español como Wikipedia, Paideia Proyect on Line, Filosofía en Español, Antroposmoderno y la RedAlyC, entre otros. Por cierto, casi todos estos recursos son más o menos especializados por lo que sería importante partir por la Enciclopedia Encarta o Wikipedia y luego derivar en soportes más específicos.

Por su parte, ya que todas enfrentan el problema de no haber tenido todavía filosofía yo les envío una de las guías con las que solíamos iniciar el 4º año Medio. No se angustien si no entienden nada porque esa era precisamente la idea con las niñas de cuarto, es decir, se trata de un recurso como los que se leen de verdad en filosofía y que, por supuesto, tiene que producir incomprensión y esa es su virtud: invita a pensar y a esforzarse por comprender. Hay otro factor, es una guía diseñada para ser leída con el apoyo del profesor quien debe realizar una intensa mediación para que el texto llegue a ser entendido. Pero, por favor, no se desmotiven lo importante es que descubran en ella vuestros propios intereses. De hecho, es muy probable que comprendan aquello que les interesa y es ahí donde hay que profundizar. No está de más decirles que cuentan conmigo para formular preguntas y dudas. Adjunto, además, una guía instrumental que apunta a reconocer las particularidades de la lectura y la escritura filosófica. También les puede ser útil.

La propuesta que sigue a continuación tiene la siguiente estructura. Un título por área de reflexión filosófica, una descripción de los principales problemas que se han discutido al interior de ésta y una serie de referencias en bibliografía clásica al respecto a la que se asocian los personajes o pensadores más relevantes.

0. FILOSOFÍA
La filosofía tiene la peculiaridad de que una de sus áreas de reflexión crucial concierne a su propia definición. Definir a la filosofía es ya el primer problema filosófico con el que nos habremos de encontrar y las posturas son tantas como pensamientos humanos pueda haber. Definida como amor a la sabiduría, como búsqueda incesante, como reflexión, como diálogo, como argumentación, como invención de problemas para el pensamiento, etc. la filosofía guarda un rasgo común que es la preocupación por su historia. Podría decirse en este sentido
que muchas de las cosas acerca de las que presumimos originalidad han sido ya pensadas, y en ello se juega la relevancia de la historia de la filosofía.

Debido a lo anterior, es que toda introducción a la filosofía contempla una historia de la filosofía a través de la que nos entrega una perspectiva de la filosofía. Considerar a algunos pensadores y no otros es ya sostener una perspectiva de lo que es relevante para definir a la filosofía. Por ello es que se puede sostener que cualquier historia o introducción a la filosofía es un buen recurso para comenzar en el sentido de que siempre nos acerca a una visión de lo que pueda ser la filosofía. En Chile la bibliografía básica está hegemonizada a este respecto por la Historia de la filosofía de Humberto Giannini, profesor de la Universidad de Chile. También es relevante, aunque difícil de encontrar, la Introducción a la Filosofía, IV Medio que realizara la ex-profesora de la misma universidad Ana Escríbar. Para cubrir este área se podría decir que es bueno cualquier libro, de modo que son muy útiles los libros usados que se puedan encontrar en ferias o librerías de antigüedades.

1. METAFISICA
Una traducción vulgar y de mala calidad de la palabra es la que estipula que la metafísica trata de cosas no tangibles, o sea, de lo que va más allá de lo físico (meta = más allá, físico =lo tangible). Aunque dicha aproximación no es del todo errónea, el problema es que hay muchos temas en filosofía que no son tangibles, pero que no pertenecen a la metafísica. Además, esta confusión es la que conduce a asociar cierta serie de posturas esotéricas muy de moda hoy en día con la metafísica. Cabe destacar que estas corrientes esotéricas son poco rigurosas al utilizar el término, puesto que constituyen más bien cierto tipo de doctrina religiosa en vez de filosofía.

El origen del término se sitúa en la necesidad que tuvo Andrónico de Rodas hacia el 70
a. de C. de organizar la obra de Aristóteles. De hecho, el tituló como metafísica cierto conjunto de libros que venían después de los libros referidos a la física, o sea, los tituló así porque realmente estaban más allá de la física. Ciertamente, esa anécdota no nos dice nada acerca del tema que le preocupa a la metafísica. La metafísica tendrá que ver con lo que Aristóteles llamó la filosofía primera que según él debía ser la que rigiera sobre las demás áreas de reflexión. La razón de esto no es muy compleja de entender, pues se trata precisamente de que la filosofía primera tiene por objeto indagar en lo que pueda ser el ser. Esto puede sonar quimérico ya que es lo más difícil de pensar. Siempre pensamos en el ser de algo. Cuando nos dicen ‘ser’ pensamos “Ah sí, mi ser, o sea, yo”, pero no nos damos cuenta de que las demás cosas también son. Pero con ello no basta: cuando decimos “yo soy, el árbol es, el unicornio también es” todavía no accedemos a pensar lo que el ‘ser’ sea. Entender lo que significa que el ser sea ser y que la nada no sea nada (aunque parezca ridículo) es precisamente el objeto de la metafísica. Ahora bien, precisamente porque se trata se la reflexión más abstracta posible es que también sirve de fundamento a todas las demás áreas de la filosofía las que se preocupan, en este sentido, sólo de seres particulares y no del ser mismo.
La bibliografía básica en este tema es vasta y de muy difícil comprensión. Hasta se podría decir que las introducciones a la metafísica son tan difíciles como los libros clásicos en este tema. Lo más viable para acceder a introducciones específicas sobre un libro particular (por ejemplo, una Introducción a la ‘Metafísica’ de Aristóteles), o bien, apostar por la lectura de las primeras partes de los libros clásicos en los que se desea ingresar. A continuación se despliega una lista con las obras clásicas de la historia de la metafísica. En algunos la obra de una autor es idónea en su totalidad para abordar algún tema de carácter metafísico, por lo que en ese caso sólo se cita el nombre del autor.

Platón, Parménides
Aristóteles, Metafísica
Santo Tomás de Aquino, Varias obras
René Descartes, Meditaciones Metafísicas
Inmanuel Kant, Crítica de la razón pura
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Lógica
Martin Heidegger, Ser y tiempo

2. TEORIA DEL CONOCIMIENTO O GNOSEOLOGIA
Es el área de la filosofía preocupada por dilucidar la naturaleza del conocimiento. Aunque en rigor la gnoseología (gnosis = saber, logos = ciencia de) se encuentra presente en la reflexión filosófica desde sus inicios hasta nuestros días, se reconocen como propiamente gnoseológicos los problemas filosóficos que inquietaron a la filosofía moderna. Ello implica atender en la teoría del conocimiento principalmente al problema del origen de éste. A lo largo de la filosofía moderna destacan dos posturas opuestas, una que aduce el origen racional del conocimiento (el conocer nace de las ideas que hay en la mente o alma humana) y la otra que insiste en el origen empírico de éste (el conocer nace de la experiencia). Ello dará lugar al racionalismo y al empirismo respectivamente. Personajes destacados en el racionalismo son pensadores como Descartes o Leibniz, mientras que en el empirismo lo son Locke o Hume.

Cabe destacar que ninguna de las dos tendencias constituye hoy en día una postura defendible en filosofía, mas no por ello dejan de marcar fuertemente nuestra época contemporánea. Así, por ejemplo, la presencia del empirismo en la práctica científica actual es hegemónica en virtud de que todo el conocimiento producido en ciencia supone partir desde la experiencia. Por su parte, los métodos y la concepción objetual de la realidad1 que requiere toda ciencia para funcionar han surgido gracias al planteamiento racionalista.

Al racionalismo y empirismo se suma una tendencia que apuesta a producir una síntesis entre ambos: el criticismo (Kant). El criticismo establece que tanto el empirismo como el racionalismo son excesos de una razón desregulada incapaz de contenerse en sus errores, pero que articulados podrán guiar al conocer por un buen camino. Conocer legítimamente equivale a articular conceptos o ideas (racionalismo) con sus respectivos referentes empíricos (empirismo). Con ello Kant nos indica que para conocer no bastan los conceptos o ideas como cree el racionalismo, sino que éstos deben estar referidos a algún objeto determinado; ni tampoco la pura experiencia como creen los empiristas, puesto que dicha experiencia tiene sentido sólo si es ordenada por los conceptos. La filosofía dirigida a pensar las condiciones bajo las cuales el conocimiento producido es legítimo se denominará a partir de Kant como crítica. Es, de hecho, la preocupación por la legitimidad de un conocer particular la que dará lugar a una nueva rama de la filosofía conocida como epistemología o filosofía de la ciencia, la que a diferencia de la gnoseología no atenderá al conocer en general, sino que se centrará en el conocimiento científico y sus fundamentos.

La bibliografía de la filosofía moderna goza de amplia difusión y popularidad. Descartes o Hume son editados en diversos formatos y leídos, incluso, en la escuela secundaria gracias a la claridad de sus escritos. En general, se pueden recomendar las siguientes obras clásicas:

René Descartes, Discurso del método.
John Locke, Ensayos sobre el entendimiento humano.
David Hume, Investigación sobre el conocimiento humano.
Inmanuel Kant, Crítica de la razón pura.
Johannes Hessen, Teoría del conocimiento
Rafael Echeverría, El Búho de Minerva

3. FILOSOFIA DE LA CIENCIA O EPISTEMOLOGÍA
Gracias a la importancia creciente que han adquirido las ciencias para la época y sociedad contemporáneas se ha hecho menester para la filosofía abrir un área de reflexión tendiente a comprender particularmente la naturaleza del saber científico. Para distinguir a la epistemología de la gnoseología es necesario notar que la primera se dedica a indagar sólo respecto de lo que sea el conocer en la ciencia, mientras que la segunda investiga el conocer en general.

El desarrollo de la epistemología (episteme = ciencia, logos = estudio de) ha tenido lugar fundamentalmente a lo largo del Siglo XX y ha tenido por foco central el conflicto entre las interpretaciones que muestran la estructura formal lógica de la ciencia y las que tienden a comprender a la ciencia desde su historia. Ello ha dado lugar a dos tendencias predominantes de la epistemología cuales son el formalismo lógico y el historicismo.

El formalismo lógico se caracteriza por entender a la ciencia a partir de su método2 y la forma lógica que éste ostenta. Su tendencia principal apuntará no tanto a comprender la ciencia real de los laboratorios, sino a prescribir la estructura formal (los pasos lógicos) de que debiera constar toda ciencia. Por el contrario, el historicismo considerará que el formalismo no se hace cargo de explicar la ciencia que realmente ha existido y procurará explicar los procesos de cambio a que se ha visto sometida la ciencia moderna y la contemporánea. Tendrá, en línea con ello, por objeto central comprender los procesos de ruptura.

El formalismo lógico tendrá por principal referente de creación intelectual al Círculo de Viena, un conjunto de intelectuales de las más diversas procedencias entre los que destacan Russell, Wittgenstein, Frege y Quine. En todos esos nombres reconocemos, además, a los responsables de la fundamentación de la lógica y la matemática contemporánea. Es por ello que sin haber pertenecido al Círculo Husserl, como destacado filósofo y matemático, también es un insigne representante de esta visión de la ciencia. Por su parte, el historicismo reconocerá en Kuhn su gran cultor. A él estarán estrechamente relacionados pensadores como Foucault y Feyerabend, así como el importante desarrollo de la sociología de la ciencia. La bibliografía disponible es algo difícil en cuanto a la lectura, particularmente de los libros clásicos. De todos modos, existen una serie de Introducciones a la filosofía de la ciencia que pueden ser muy útiles. Sería recomendable partir por ellas y luego pasar a revisar alguno de los libros clásicos como los que se detallan a continuación.

Ludwig Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus
Edmund Husserl, Investigaciones Lógicas
Mario Bunge, La ciencia: su método y su filosofía.
Thomas Kuhn, Estructura de las revoluciones científicas
Michel Foucault, Las palabras y las cosas
Paul Feyerabend, Tratado contra método

2.1 FILOSOFIA DE LA MATEMATICA
Aunque se trata de un área un tanto acotada y de muy pobre desarrollo en Chile y en Latinoamérica, es fundamental para comprender el importante desarrollo que ha tenido la lógica y la matemática a lo largo del Siglo XX. Uno de los grandes pasos realizados por los matemáticos del Siglo XIX tiene que ver con la reunión jamás antes lograda entre matemática y lógica. Hoy es de lo más natural realizar operatoria de conjuntos3, pero para ello se requirió un trabajo arduo y no exento de fracasos de parte de importantes teóricos de la matemática. A ello se suma el establecimiento de un lenguaje simbólico ad-hoc para expresar el pensamiento matemático. Aunque Descartes y Leibniz ya habían dado pasos relevantes para el establecimiento de un lenguaje matemático, serán los estudiosos del siglo XIX los encargados de proponer un lenguaje matemático riguroso y unívoco para la matemática actual.

Todo lo anterior no implica la inexistencia de problemas al interior de la matemática teórica. Uno de las disyuntivas con mayores connotaciones filosóficas es la que se desarrolla a propósito de comprender el origen de la matemática. Unos sostienen que la matemática surge con motivo de operaciones mentales asentadas en nuestra psicología y nuestra experiencia común, la que luego de una repetición exitosa pasa a formar parte de una serie de reglas de pensamiento que van paulatinamente cobrando el rasgo abstracto de la matemática. Otros mantienen que el estatuto abstracto de las matemáticas debe ser puro y no provenir de la experiencia común. Sostienen, por ello, que las matemáticas se originan producto de intuiciones de objetos ideales no necesariamente existentes en la realidad empírica. De la realidad empírica no podrían surgir objetos ideales de carácter universal y perfecto como lo son los objetos matemáticos. Ése es el argumento más reiterado de esta segunda tendencia.

En virtud de lo anteriormente descrito se pueden resumir los problemas filosóficos más interesantes de la matemática en los siguientes:

1. Posibilidad de reunir la lógica y la matemática. Ello convertirá a la matemática en una teoría de conjuntos transformación que a muchos no les será de agrado en la medida que creen ver un empobrecimiento de las posibilidades generales de la matemática.
2. Lenguaje simbólico matemático. La discusión será importante acá respecto de la posibilidad de generar un lenguaje unívoco y universal.
3. Origen de la matemática. ¿La matemática se origina a partir de experiencias mentales particulares y cotidianas (psicologismo) o desde la intuición de objetos ideales (intuicionismo)?
En general será el Círculo de Viena el que desarrollará todos estos problemas de la matemática, pero a éste habrá que agregar el nombre de destacados matemáticos del siglo XIX y XX.
1. En la fundación de la matemática actual medulares son personajes como Cantor (introdujo la idea del infinito actual), Frege (fundamentó las operaciones de la aritmética y creó la idea contemporánea de función) y Lobachevsky o Riemann (fundadores de geometrías no euclidianas). 2. Continuadores de la gran empresa iniciada por Cantor y Frege serán Russell y Wittgenstein quienes sentarán las bases de la matemática y la lógica como sistemas deductivos. 3. Importante es la investigación que realiza Husserl en su intento por aclarar el estatuto de los objetos matemáticos y su surgimiento a partir de la experiencia común (El origen de la geometría).
Acceder directamente a los libros de tan importantes teóricos puede resultar un empresa infructuosa por la dificultad que representan tales obras. Es recomendable en todos los casos una Introducción a que abarque la obra de algunos de estos autores.

2.2 FILOSOFIA DE LA VIDA
Es un área de reflexión que impacta de manera importante en otra de las ciencias que ha demostrado más progresos en la época contemporánea: la biología. Lo que se entienda por vida será determinante en la definición de varias corrientes teóricas al interior de la biología. En primer lugar, destaca la disyuntiva acerca de la naturaleza de la vida en que destacan las posturas vitalistas y las organicistas. Otro cuestionamiento importante tiene que ver con la comprensión de la evolución de la vida en que se reconoce el enfrentamiento entre el darwinismo y el lamarckismo. No menor resulta también en éste ámbito la discusión médica relativa al establecimiento de los límites entre la salud y la enfermedad.

El vitalismo destacará que la vida va siempre más allá de la materia por lo que no deberían buscarse sus manifestaciones centrales en los fenómenos corporales, sino en el modo como la vida siempre se las arregla para vencer a la materia. Pensadores destacados en este ámbito serán Bergson y Teilhard de Chardin. El organicismo, por el contrario, sostendrá que la vida se encuentra en la organización misma que adopta la materia y no requiere por tanto aducir un principio vital que esté más allá de la materia. Ya Aristóteles sostiene esto en su De anima (Sobre el alma) en el siglo IV a. de C. y autores contemporáneos como Bertalanffy refuerzan esta idea por medio de la propuesta de la teoría de sistemas que entiende a los seres vivos como organismos integrados en sistemas vitales. Destacan en esta postura pensadores chilenos como Maturana y Varela. Como es evidente, es esta segunda postura la predominante en los estudios biológicos empíricos.

La evolución será uno de los temas que, junto a la genética, regirá parte importante de los estudios biológicos y médicos contemporáneos. Para ello se requirió como paso central el reconocimiento de un tiempo vital que hacía menester investigar la historia de la vida. De ahí que fue importante preocuparse por la evolución que presentaba la vida a lo largo de su desarrollo. Surgieron también conceptos como especie que antes no habían sido protagónicos en la reflexión acerca de la vida. El evolucionismo conoce dos posturas: el darwinismo y el lamarkismo. Charles Darwin intuyó que la variedad de especies se debía a la evolución producida por la variación azarosa de la constitución de los individuos de una especie en su intento por sobrevivir a las presiones del medio. Cuando el medio se vuelve hostil ciertos individuos sufren cambios en su constitución de manera azarosa4, algunos se adaptan otros no; lo que determina el surgimiento de una nueva especie y la posibilidad de la evolución de la vida. También es posible que ninguno de los nuevos individuos se adapte y ello genere la desaparición de esa especie5. Lamarck, por el contrario, sostiene que ante las presiones del medio los organismos generan modificaciones no azarosas, sino funcionales. De manera que no es un cambio genético producido al azar sino una transformación anatómica (u orgánica) la que permite que los seres vivos cambien para adaptarse al medio. La transformación genética se produciría con posterioridad y para asegurar un cambio anatómico previo. Aunque el neodarwinismo constituye la postura más fuerte hoy en día, el larmarckismo no deja de constituir un importante aporte para la biología actual6.

La definición contemporánea de enfermedad, así como la de salud depende en gran medida del establecimiento de la idea de organización funcional adecuada. Cuando un ser vivo ostenta una integración de sus distintos sistemas funcionales (sistema circulatorio, respiratorio, digestivo, etc.) y ello permite el desenvolvimiento óptimo de las diversas tareas vitales, entonces, es posible hablar de salud. Por el contrario, cualquier deterioro en alguna de las funciones permitirá aducir la existencia de una enfermedad. Para la medicina contemporánea será crucial también el establecimiento de una hermenéutica7 muy compleja tendiente a establecer las maneras de descubrir o hacer evidente la existencia de una enfermedad y las etapas de que ella se compone.

Friedrich Nietzsche, La genealogía de la moral / Así habló Zaratustra
Henri Bergson, La evolución creadora
Teilhard de Chardin, El fenómeno humano
Humberto Maturana y Francisco Varela, El árbol del conocimiento
Ludwig von Bertalanffy, Teoría general de los sistemas
Charles Darwin, El origen de las especies
Jean Baptiste Lamarck, Filosofía zoológica

2.3 COSMOLOGIA
Intentar comprender la naturaleza, organización y origen del cosmos es una preocupación que inspira a la filosofía desde su mismo surgimiento. Ciertamente, toda esa importante reflexión tendrá un impacto directo e importante en la ciencia física. De hecho, es posible sostener que lo que antes constituía la preocupación filosófica acerca del cosmos es hoy día una de las ramas de desarrollo más importantes al interior de la física: la cosmología.

Los problemas y preocupaciones que enfrenta la cosmología son difíciles de dimensionar aunque es posible destacar entre los más relevantes la cuestión sobre origen del universo, la cuestión sobre la dimensionalidad de éste (espacio o espacios, tiempo o tiempos, infinitud o finitud) y la pregunta sobre la constitución o naturaleza del universo (las partículas elementales).

Tocante a la cosmología, ha sido también importante el desarrollo de las preguntas acerca de la determinación u orden existentes en el cosmos. La física contemporánea ha abierto la puerta para la posibilidad de contemplar fenómenos azarosos imposibles de ordenar. Es al respecto que se enfrentan teóricos como Einstein y Prigogine. El primero sostiene que bajo ninguna circunstancia hay que presumir que haya caos en el universo, mientras que el segundo establece que lo hay y es constitutivo del desenvolvimiento del universo.

Sobre el origen del universo:
Stephen Hawkin, Historia del tiempo

Sobre la pugna entre orden y azar:
Albert Einstein, La teoría de la relatividad
Ilya Prigogine, Las leyes del caos

4. ETICA Y FILOSOFIA POLITICA
Cuando surge en filosofía la pregunta acerca del bien, inmediatamente los pensadores se ven conducidos a preguntar por el bien que se comparte, es decir, por el bien común. Dicha vinculación es la responsable de la estrecha relación a partir de la cual la ética y la filosofía política han sido concebidas. De hecho, en la medida que ambas piensan la acción humana (praxis) es que ven comprometidos sus destinos de reflexión.

Aristóteles (siglo IV a. de C) será el responsable de que ética y política sean pensadas como íntimamente relacionadas y ello gracias a que para él el bien sumo es aquél que se comparte. De hecho, su detallada descripción de las virtudes conducentes a la felicidad dará protagonismo a aquellas que tengan un rol social preponderante (por ejemplo, la amistad). Kant (Siglo XVIII) varios siglos después desarrollará un duro cuestionamiento al aristotelismo al estimar que la ética no debiera centrarse en la idea de felicidad por ser muy ambigua, sino en la del deber. La universalidad del deber (siempre se debe algo universal, pues la relativización rompe ya con la idea de deber) es la que garantiza la universalidad ética digna de ser compartida por una comunidad política. Es todavía una de las pugnas más atractivas de la filosofía ético-política la que tiene que ver con si el bien debe ser alcanzado como una búsqueda de la felicidad o si tiene que ver con el respeto del deber o de la forma de los actos éticos.

Sin embargo, ni la ética ni la política se reducen a la búsqueda del bien. Una vez que la historia moderna pone el acento en la búsqueda de una excelencia que no tenga que ver necesariamente con la búsqueda del bien entendido en términos cristianos8 se abre la posibilidad para pensar la deliberación ético-política a la luz de ideales como la fortaleza, el honor o la gloria. Todo ello permitirá también el surgimiento de una ética y política preocupada no por los ideales de bien a conseguir con la acción, sino por el modo de acción que en los hechos mismos se demuestre más realizable. Maquiavelo (siglo XV) será uno de los más destacados pensadores políticos del Renacentismo y la modernidad precisamente por ser el responsable del giro del análisis político desde los ideales a los hechos. Además, es uno de los primeros en asentar con fuerza la idea de ‘Estado’, noción que no conocieron las organizaciones políticas anteriores a la modernidad (ni las polis griegas, ni la república o el imperio romanos, ni el papado o los reinos medievales). Posteriormente, Hobbes (siglo XVII) se encargará de dar cuerpo a la idea de Estado sosteniendo una interpretación acerca de su origen. De ahí nacerá la idea del contrato social: los hombres se reúnen para renunciar a su estado natural (un estado de lucha animal de todos contra todos) y ceder parte de su libertad para que un organismo (el Estado) regule y ordene la sociedad.

El contractualismo será una tendencia que caracterizará la lucha de los modernos por desplazar la doctrina religioso-política presente en las monarquías absolutas e instalar la idea de un gobierno dependiente de la soberanía del pueblo. Desde el siglo X, aproximadamente, el papado medieval había desarrollado una doctrina que establecía que el poder del Papa dependía directamente de Dios. Esa idea se reprodujo en las monarquías europeas modernas e impidió que el gobernador rindiera cuentas a quienes gobernaba, pues su poder dependía sólo de Dios. Rousseau (siglo XVIII) y una serie de pensadores que darán a luz a la Ilustración serán los responsables de extender la idea del contrato social a la de la soberanía popular: si el poder del Estado surge de un contrato social, entonces, el verdadero soberano no es Dios, ni el Rey, sino el pueblo que cede su poder a los gobernantes. La idea de democracia en su forma contemporánea nace precisamente con motivo de las reflexiones de Rousseau y los acontecimientos históricos que pretenderán materializarlas: la revolución francesa.

El siglo XIX será el escenario para grandes transformaciones en las ideas políticas: el contractualismo en su alianza con la comprensión de los fenómenos económicos como medios para alcanzar la felicidad en los grupos sociales y Estados dará lugar al liberalismo, mientras que las preocupaciones por la menesterosidad de los trabajadores y de amplios sectores del pueblo permitirá el surgimiento del marxismo. Indudablemente, para que aconteciera esta transformación, será medular el desarrollo de la revolución industrial la que volverá relevante la preocupación por la riqueza y por su justa distribución y que es la que creará las condiciones del trabajo contemporáneo como lo conocemos hoy en día. Estas ideas políticas serán fundamentales para comprender los acontecimientos que regirán la historia universal a lo largo del Siglo XX al punto que en términos políticos dicha historia puede resumirse a partir de la pugna entre ambas tendencias ideológicas. No es menor la importancia radicada en la doctrina política anarquista que sostendrá, al igual que las otras (liberalismo y marxismo), una visión de la sociedad y de lo humano bastante completa y consistente.

Ética:
Platón, La república
Aristóteles, Ética a Nicómaco
Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres
José Luis Aranguren, Ética (excelente revisión de las ideas centrales de la ética)
Filosofía política antigua:
Platón, La república
Aristóteles, La Política
Marco Tulio Cicerón, De los deberes

Filosofía política moderna:
Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno
Maquiavelo, El príncipe (muy recomendable, de fácil lectura y acceso)
Thomas Hobbes, Leviatán
Jean-Jacques Rousseau, El contrato social

Filosofía política contemporánea (liberalismo y neoliberalismo):
Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones
Friedrich August von Hayek, El camino a la servidumbre
John Rawls, Teoría de la Justicia

Filosofía política contemporánea (marxismo):
Karl Marx, Contribuciones a la crítica de la economía política
Erich Fromm, Marx y su concepto de hombre

5. ESTETICA
Tradicionalmente ha sido la parte de la filosofía que tiene por objeto de estudio lo bello, o la belleza en general, así como las condiciones con las que se percibe, crea y juzga lo bello.

La estética antigua y medieval en su preocupación por reconocer el estatuto de lo bello lo relacionó fundamentalmente con la búsqueda del bien. Lo bello era al mismo tiempo lo bueno, así como lo bueno era esencialmente bello. Esta idea que prevalece para Platón y Aristóteles tendrá expresiones distintas en virtud de cómo cada uno piensa las condiciones de percepción de lo bello. Para Platón, dado su desprecio por el mundo sensible, lo bello serán las ideas que se intuyen por medio de la inteligencia, mientras que para Aristóteles lo bello y lo bueno será posible percibirlo por medio de los sentidos para lo cual elabora una teoría de la sensibilidad de las más importantes en la historia de la filosofía. En ella establecerá que el proceso sensitivo depende fundamentalmente de lo sensible, de lo sentido, y no necesariamente de la estructura de la percepción con que cuenta quien siente.

A la teoría de la sensibilidad aristotélica se opondrá Kant, cuando en su obra Crítica de la razón pura (parte Estética trascendental) establezca que la sensación depende de las condiciones del sentir y no de lo sentido que no reporta ninguna significación en la medida que es puro desorden. Dicho de otro modo, lo sentido sólo puede ser percibido si contamos con una estructura que provea de las condiciones para poder sentir, condiciones a las que Kant denominará sensibilidad.

Ahora bien, paralela a la transformación kantiana de la teoría de la sensibilidad (que en griego es textualmente aisthesis, de la que nace la palabra aisthetiké, estética) en el siglo XVIII se produce una paulatina valoración de las artes dentro de la reflexión acerca de lo bello. Asociada al nacimiento de la idea de las bellas artes la reflexión estética centrará sus esfuerzos en convertirse en una interpretación de las artes en las que se comenzará a tematizar la idea de lo bello. De esta nueva configuración (preocupación por lo bello asociada a la reflexión sobre el arte) será hija la estética contemporánea y hasta nuestros días constituirá una de las áreas que permiten alcanzar un alto grado de conciencia acerca del ejercicio artístico.

Sobre el estatuto de los productos artísticos en tanto artificios, imitaciones o simulacros:
Platón, El Banquete / El sofista
Aristóteles, Poética
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales / De la seducción
Gilles Deleuze, Lógica del sentido

Sobre la sensibilidad:
Aristóteles, De anima (Sobre el Alma) / De sensu (Sobre lo sensible)
Alexander Gottlieb Baumgarten, Aesthetica
Immanuel Kant, Crítica de la razón pura / Crítica del Juicio
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Estética
Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción
Gilles Deleuze, Francis Bacon. Lógica de la sensación

6. FILOSOFIAS PARTICULARES
Permeando el desarrollo de cada una de las áreas principales de la filosofía, se desarrollan una serie de tendencias que tienen por reflexión temas específicos que han dado lugar a verdaderos nuevos ámbitos de cuestionamiento filosófico. En el curso de los últimos siglos han surgido preocupaciones de esta índole y que son determinantes para el desarrollo de la filosofía contemporánea. De manera más sintética que en los casos anteriores se hace una exposición breve de las tendencias y se recomienda la bibliografía principal.

6.1 FILOSOFIA DE LA CULTURA
Su desarrollo se haya estrechamente ligado al surgimiento de las ciencias sociales a lo largo de los siglos XIX y XX y particularmente a la antropología9. Ahora bien, la filosofía de la cultura como tal es tan antigua como el concepto cultura que nace con la lengua latina. En ella se han tratado de pensar las peculiaridades del género humano entendido como el único capaz de generar cultura. Importante será el aporte de pensadores como Kant, Hegel o más recientemente Eliade, Huizinga, Weber y Baudrillard

Filósofos de la cultura:
Inmanuel Kant, Crítica del juicio
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Fenomenología del espíritu
Mircea Eliade, El mito del eterno retorno
Johan Huizinga, Homo ludens
Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo
Jean Baudrillard, Las estrategias fatales

Cientistas sociales (antropología):
Bronislaw Malinowski, Teoría científica de la cultura
Margaret Mead, Sexo y temperamento
Claude Levi-Strauss, Antropología estructural

6.2 FILOSOFIA DEL JUEGO
Ideas como las de destino o azar en las que se alcanza una suspensión de los efectos de la razón se hace posible reflexionar con motivo de una filosofía del juego. A ello se suma la posibilidad de desarrollar una interesante reflexión sobre los más diversos fenómenos de la cultura relacionados con el juego.

Martin Heidegger, La proposición del fundamento
Eugen Fink, El oasis de la felicidad
Johan Huizinga, Homo ludens
Gilles Deleuze, Lógica del sentido
Cristóbal Holzapfel y Gonzalo Montenegro, Curso de Filosofía del Juego (http://www.plataforma.uchile.cl/ / Sección Formación General)

6.3 FILOSOFIA DE LA EXISTENCIA
Tendencia de las más atractivas que ha dado a luz la filosofía contemporánea. Tiene por objeto pensar la angustia de la existencia humana en su condición de finitud y temporalidad. En ella se piensan los fenómenos más radicales y determinantes de la existencia humana.

Nace formalmente con motivo de las reflexiones de Karl Jaspers, pero se encuentra indudablemente inspirada en la filosofía de Sören Kierkegaard quien a partir de una peculiar
manera de pensar la religión recorrerá las experiencias más radicales de la existencia. Posteriormente, serán Heidegger y Sartre los que cultivarán el desarrollo de la filosofía de la existencia.

Sören Kierkegaard, Temor y temblor
Karl Jaspers, Filosofía de la existencia
Martin Heidegger, Ser y tiempo
Jean-Paul Sartre, El existencialismo es un humanismo / El ser y la nada

6.4 FENOMENOLOGIA
Más que un área, es una de las tendencias más importantes de la filosofía contemporánea. Tiene por objeto investigar los objetos de conciencia (fenómenos) y los actos por los cuales ésta se refiere a ellos (referencia denominada como intencionalidad). Fundada por Husserl, ha influido enormemente en parte importante de los pensadores contemporáneos.

Edmund Husserl, Invitación a la fenomenología / Ideas I
Martin Heidegger, Ser y tiempo
Jean-Paul Sartre, La intencionalidad, una idea fundamental de la fenomenología
Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción
Emmanuel Levinas, De la existencia al existente

6.5 FILOSOFIA DEL LENGUAJE
Una de las áreas de mayor producción en la filosofía contemporánea. Para explicar el fenómeno del lenguaje han surgido diversas posturas entre las que destacan: el estructuralismo, la teoría de los actos de habla, la hermenéutica, la teoría del discurso y la teoría de la argumentación, cada una de las cuales se vincula además a diversas tendencias o ramas de reflexión como lo son la lingüística (Saussure), la filosofía analítica (Wittgenstein, Austin, Searle), la fenomenología (Heidegger, Gadamer, Ricoeur), el postestructuralismo (Foucault, Deleuze) y la nueva retórica (Perelman, van Eemeren) .

Obras clásicas:
Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general
Ludwig von Wittgenstien, Investigaciones filosóficas
John Austin, Cómo hacer cosas con palabras
John Searle, Actos de habla
Martin Heidegger, De camino al habla
Hans Geor Gadamer, Verdad y método
Paul Ricoeur, Tiempo y narración
Michel Foucault, Arqueología del saber
Gilles Deleuze, Lógica del sentido
Chaïm Perelman, Tratado de la argumentación
Frans van Eemeren, Estudios en pragma-dialéctica

De carácter introductorio:
Rafael Echeverría, Ontología del lenguaje
Cristóbal Holzapfel y Gonzalo Montenegro, Curso de Retórica (http://www.plataforma.uchile.cl/ / Sección Formación General)

6.5 FILOSOFIA DE LA MENTE
Corriente filosófica contemporánea que se hace cargo de rehabilitar la histórica reflexión que trata de comprender la relación entre alma y cuerpo, o dicho de manera contemporánea, entre mente y cerebro. Dadas sus conexiones con las ciencias cognitivas10, se trata de una de las áreas de la filosofía con mayor proyección. Los pensadores más destacados de la filosofía de la mente actual sostienen que ésta no se reduce a los estados cerebrales aunque puede coincidir bajo determinadas circunstancias con ellos. Esto debido a que un estado mental puede proceder de uno o varios estados cerebrales, razón que produce una identidad ocasional entre mente y cuerpo. La autonomía de la mente respecto del cuerpo no la convierte en algo obscuro
o ajeno al estudio científico, pues la mente consta de una estructura que es posible entender en términos de una matriz lingüística susceptible de ser estudiada con rigor. El estudio del lenguaje del pensamiento es el que permite, entonces, comprender a la mente humana; así como imaginar la posibilidad de diseñar inteligencia artificial.
Cognitivismo clásico:
Jean Piaget, Biología y conocimiento
Lev Semionovich Vygotski, Pensamiento y lenguaje
Jerome Brunner, Realidad mental y mundos posibles

Filosofía de la mente:
Jerry Fodor, El lenguaje del pensamiento
__________________________________________________________
1 Imaginemos lo arraigado que está el pensamiento de estos autores en nuestro pensar cotidiano al punto de que no podemos prescindir de ver objetos en la realidad o de pensarla como un conjunto de objetos
2 De hecho, esta es la tendencia que más se hace sentir en los estudios escolares. Siempre en el colegio se define a la ciencia como una actividad que consta de método.
3 La operatoria de conjuntos equivale formalmente a la lógica de clases (las clases se asimilan a los conjuntos).
4 Cuando estos cambios pasan a ser explicados en el siglo XX en términos genéticos surge el neodarwinismo. No hay que olvidar que Darwin no tuvo la posibilidad de recurrir a la genética.
5 La vida o muerte de las especies se debe a un factor de modificación azarosa de su constitución genética. A dicha modificación es la que cabe identificar como fuerza de una especie. Que Darwin se haya referido a que las especies más fuertes eran las que sobrevivían no tiene que ver, por tanto, con que éstas tengan que enfrentarse entre sí.
6 Fenómenos como la neotenia, propio de la especie humana, han requerido una interpretación evolucionista y es el larmarckismo el que hasta nuestros días sustenta la postura más plausible: el mono una vez que tuvo que bajar de los árboles requirió, para caminar erguido, de una transformación de la estructura de las caderas lo que volvió muy estrecho el canal vaginal. Producto de esta transformación el cráneo humano nacerá en un estado de desarrollo muy incipiente y no podrá tener un tamaño similar al el del individuo adulto. Ello permitirá que el cerebro humano experimente un crecimiento mayor al de los otros homínidos y que, además, a lo largo de su crecimiento reciba una influencia social importante. Como es claro la adaptación funcional es la que en este caso juega el rol preponderante en el surgimiento de la especie humana y no tanto la modificación genética azarosa.
7 Disciplina desarrollada al interior de la filosofía del lenguaje que tiene por objeto investigar el fenómeno de la interpretación.
8 No hay que olvidar que la modernidad renacentista se forja como una reacción a ciertos preceptos del cristianismo medieval.
9 Ciencia que tiene por objeto el estudio de la cultura en sus más diversas manifestaciones (histórica, simbólica, social, etc.)
10 Conjunto de ciencias que estudian la mente humana. Comprende a la Filosofía de la Mente, la Psicología, la Lingüística, la Inteligencia Artificial, la Antropología y las Neurociencias.

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